En 1875, el explorador franco italiano Pierre Savorgnan de Brazza (cuyo apellido da nombre a la capital de la República del Congo) necesitaba una cama portátil y acudió al entonces cofrero y empaquetador Louis Vuitton para que se la fabricara. El objeto es ahora una pieza de museo, pero además dio inicio a una tradición en la que participaría una larga lista de personalidades de distintos ámbitos. Se había hecho posible transportar fácilmente y con estilo algo muy significativo para una persona destacada. Así comenzó una historia "de pasión y ciencia", como la misma casa francesa la define, y ésta sigue hasta nuestros días.
"Esto tiene que ver con el movimiento. Nada que sea difícil de transportar sale de las manos de un artesano". Esta es la sorprendente declaración (pensaríamos que preferiría destacar conceptos relacionados al lujo) de Patrick-Louis Vuitton, miembro de la quinta generación de la familia que inventó estos baúles. Fue por recomendación de su abuela que comenzó como asistente de carpintero en los talleres de Asnières, localidad situada a cinco minutos de París. Hoy es un maestro del savoir faire y tiene claro que nadie quiere viajar incómodo o preocupado por sus pertenencias.
Si bien Marc Jacobs ha transformado la oferta de la marca y los bolsos han adquirido protagonismo como objetos de deseo, las verdaderas creaciones emblemáticas de la casa Vuitton son los baúles. Cada año se crean exclusivamente alrededor de 500 (incluidos cajas y cofres) en el Centro de Pedidos Especiales. Son únicos, al igual que la persona que los solicita. Son, tal cual, "sueños hechos realidad".
Consideremos que los baúles están fabricados para contener y transportar hermosos artículos, piezas importantes, delicadas. Artilugios que sirven no sólo a sus dueños, sino a la sociedad de la que forman parte y con os que fabricarán un legado artístico y cultural. No en balde han guardado la cámara de Annie Leibovitz o las herramientas de Damien Hirst, los utensilios de Ferrán Adriá o los instrumentos musicales de Gustavo Santaolalla, por citar algunos ejemplos recientes.
Si bien, además de haber contenido artículos que llegan a ser de importancia histórica, es conocido que en su interior también han albergado objetos banales como pasteles u osos de peluche. ¿Es el texto inédito de Ernest Hamingway guardado en un cajón secreto lo más significativo que se han encontrado dentro de un baúl Luis Vuitton? Difícilmente. Todo lo que ha representado lo más importante del mundo al menos para su dueño. Sin lugar a dudas fue la sensibilidad de los artesanos de esta familia hacia las necesidades, no sólo de cada persona sino de cada época, lo que les ha dado el éxito. Y es así como podrán seguir haciendo de cada travesía, aventura y expedició, un viaje ligero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario