Las cinco esculturas en forma de prismas miden 52 metros, la mayor y 30 la menor, fueron creadas en 1957 e inauguradas en marzo de 1958. Ubicadas en una glorieta en medio de una de las vialidades más transitadas de la zona norte del Edomex , fueron levantadas durante la postguerra, siendo un icono de la vanguardia en la arquitectura mexicana a nivel internacional.
Este símbolo de la creciente urbanización en el Estado de México fue una manera de dar la bienvenida a esta nueva zona al norte de la ciudad, de aquel entonces.
En un principio la pieza arquitectónica, representante de la naciente Ciudad Satélite, fue propuesta con siete pilares con una altura máxima de 200 metros, sin embargo, debido a un recorte presupuestal fue reducida a las cinco, representando una enorme mano, que actualmente se pueden observar con un poco del estilo del Bauhaus debido a la formación de Goeritz.
Esta obra, que recién cumplió 50 años, fue remozada hace poco con una ayuda de 10 millones de pesos, donados por diversas empresas, luego de que se habían quedado en el olvido, ya que se veían pintas en éstas, además de estar decoloridas, con varillas a la vista y con una iluminación improvisada.
Las Torres han sufrido diversas modificaciones en sus colores:
Los colores originales, como ha podido corroborarse mediante fotografías de la época, fueron blanco, amarillo y ocre, de acuerdo a la inspiración que sus creadores encontraron en las torres de San Gimigniano (Busquen en google).
Con motivo de las olimpiadas de 1968 fueron pintadas por idea de Mathias Goeritz con color anaranjado para contrastar con el azul del cielo.
En 1989 fueron pintadas con sus colores actuales y con las que fueron ideadas originalmente por el arquitecto Luis Barragán las cuales consta de los colores primario más el blanco.
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